The Shape of Water: un amor sin recipiente
The Shape of Water
Un amor sin recipiente
No podría describir de otra manera este filme que como un cuento de hadas único. Como tal nos lo entrega su director Guillermo del Toro, presentándonos a Elisa: una “princesa” muda enajenada en su mundo de música, baile y rutina, siempre a la espera de que algo extraordinario cambie el curso de sus días.
Sus únicos amigos, los simpáticos y entrañables Zelda y Giles, aportan un toque de humor a lo largo de la película y a la vez dan pie a tocar temas sensibles como la homofobia y el racismo. Ambientada en los años 60, la película nos muestra un aparente “monstruo” que resulta ser un príncipe acuático proveniente del río Amazonas, en contraste con otra clase de monstruos con piel humana, que pretenden estudiarlo con el fin de ganar la carrera espacial a los rusos. En medio de todo se encuentra Elisa, quien ve en la criatura un alma afín, que añade un toque de alegría y esperanza a su solitaria existencia.
Dado que todos los personajes se encuentran bien definidos en su rol y carácter, es de esperarse la presencia de un villano que personifica todos los males y vicios imaginables. Este despreciable ser hará todo lo posible para acabar con la criatura y todo el que se interponga en su camino.
Dicho esto, se trata primordialmente de una historia de amor, el amor sin formas ni barreras, donde se ensalzan valores como la abnegación, la amistad, el sacrificio y el altruismo.
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